Leonardo Zuluaga: “Mi sueño es ser presidente de Colombia”

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Texto y fotos por: Tomás Londoño C

Una cicatriz de un disparo en el brazo derecho, las fuertes contracciones en sus manos por una tortura y las marcas del conflicto en sus zonas íntimas son los retazos de la guerra que quedan en el cuerpo de Leonardo Zuluaga Rubio. Una persona oriunda del Líbano, Tolima, que apenas a los 10 años de edad ya formaba parte de las líneas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Leonardo tuvo que vivir una situación muy parecida a la que se enfrentaban miles de niños en Colombia durante los años 90. Por medio de los grupos armados, los jóvenes buscaban brindarle una mejor calidad de vida a sus familias y a su país. Por esta razón, a pesar de ser menores de edad, entraban a las organizaciones ilegales con el sueño de una construcción y cambio social por medio de las armas.

Leonardo Zuluaga Rubio
Foto: Tomás Londoño Calderón Para el año de 2023, Leonardo Zuluaga Rubio empezará su campaña política en Manizales para convertirse en concejal de la ciudad.

Zuluaga Rubio ha vivido una niñez difícil. Tuvo que vivir en carne y hueso el divorcio de sus padres con apenas cuatro años de edad. Debido a la adicción de su papá a la marihuana. Además, se acostumbró a ser secuestrado múltiples veces por los diferentes grupos armados de la zona. Debido al auge conflictivo que se vivía en esos momentos en el norte del Tolima.

Entrada al grupo armado

El 24 de diciembre de 1999, Leonardo se preparaba para comprarle a su mamá, Eduviges Rubio Medina, un regalo para su cumpleaños. Fue en ese momento de camino a la tienda cuando él y cuatro compañeros más fueron interceptados por hombres de la Novena Brigada del Ejército, que en un “acto de confusión”. O mejor, en una misión de falsos positivos, fueron llevados a una casa de un monte cercano en donde fueron víctimas de una violenta tortura.

“Recuerdo que nos fracturaron los dedos de ambas manos, también nos amarraron muy fuerte contra unos palos y nos chuzaban los testículos con puntillas completamente oxidadas”. Afirma Zuluaga Rubio acerca de la situación de maltrato que vivió a manos de unos militares.

Dos meses después de la agresión, el resentimiento y la sed de venganza se apoderaron en los pensamientos de Leonardo, que buscaba entender el motivo por el cual fue víctima de un ataque tan brutal como el que había recibido. Por estas razones, en el año 2000, ingresa a las Milicias Clandestinas de las FARC. Dejando a un lado el vínculo familiar, pero con la plena seguridad de luchar contra las personas que le habían hecho tanto daño. En este caso, el Estado mismo.

Estancia y salida de las FARC

Los menores de edad en los grupos armados se habían convertido en el pan de cada de día en la sociedad colombiana. Los niños cambiaban sus juguetes por fúsiles y a una temprana edad ya estaban en el monte luchando por sus derechos y en búsqueda de un futuro con mejores oportunidades. Según Derechos Humanos Colombia, las FARC se consolidó como el mayor reclutador de menores de edad. Desde 1999 hasta 2020 el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)  registró el ingreso de 3.878 niños, niñas o adolescentes que fueron reclutados por las FARC. Es decir, el 56% de los 6.931 menores de edad que han sido víctimas de este crimen.

“Yo era muy bueno para difundir y reclutar. Trataba de convencer a la gente por medio de la educación para que se dieran cuenta de que podía haber un cambio”. Así comentaba Leonardo una de las primeras labores que tuvo en las filas de un grupo subversivo.

Con el paso del tiempo en la organización, Leonardo se fue despojando de sus miedos hasta tal punto de sentirse cómodo en una situación de combate. “El enfrentamiento termina siendo una droga”, Así recuerda Zuluaga Rubio momentos de lucha. En donde la adrenalina consumía todo su cuerpo y liberaba todas sus emociones en la batalla con el único próposito de pelear por sus derechos.

En septiembre del 2005, Leonardo se encontraba en Neiva haciendo una misión que consistía en activar un artefacto explosivo en una carretera que frecuentaban tropas militares. Es ahí cuando hombres del Ejército lo interceptan y hacen efectiva su captura. Zuluaga Rubio estuvo ocho meses encerrado en la correccional para menores de la capital huilense. Ahí perdió todo tipo de contacto con su familia, que lo llevaron a alejarse por completo de los enfrentamientos y a replantearse su vida.

Reintegro a la sociedad

“Me di cuenta de que puedo hacer rebelión sin las armas”. Así es como Leonardo describe el cambio de rumbo que le dio a su vida a partir del 2005. La educación jugó un papel importante en la manera como él empezó a ver la vida. Con el paso de los años se fue dando cuenta de que había muchos más recursos desde lo legal para intentar transformar la realidad de su país.

En el año 2006 y tras una serie de incursiones por distintas ciudades. Leonardo llega a Manizales y es en este lugar donde empieza a labrar nuevamente su futuro, pero desde una visión muy diferente a la de las armas. Ese mismo año retoma sus estudios en un colegio ubicado en el barrio Chipre de la capital caldense, en donde tenía que compartir clases con personas mayores que él y eso le brindó la oportunidad de continuar enriqueciendo su proceso educativo. “A mí me ayudó mucho estudiar con gente mayor que yo, pues les aprendí muchos hábitos y me volví más responsable”.

En el 2009 se integró formalmente a la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN). Una organización que le permitió gradualmente volver a hacer sus actividades cotidianas. Además, durante ese año conoció a Lina Isabel Martínez Mejía, su actual pareja, con quien tiene una relación de 11 años y dos hijos.

Sus logros y su vida actual

En el año 2013, Leonardo se gradúo del programa de Administración Judicial de la Universidad de Caldas. En su casa en el barrio San Cayetano de Manizales todavía conserva ese título, que en el momento es un diploma viejo y arrugado guardado en un armario, pero significa su primer gran logro dentro de su formación académica. Además, cuenta con un reconocimiento por parte del diario La Patria acerca de los 30 jóvenes más influyentes en el mundo durante el 2014.

Una de las distinciones que ha recibido Leonardo Zuluaga Rubio
Foto: Tomás Londoño Calderón. Desde su llegada a Manizales, Leonardo ha recibido varias condecoraciones por parte de la Gobernación de Caldas debido a sus esfuerzos como estudiante y a su trabajo para superar las épocas del conflicto.

Zuluaga Rubio tiene dos hijos, Jhan Carlo y Emiliano. Por los cuales trabaja y estudia para que ellos tengan un futuro con un buen rumbo y sobre todas las cosas enfocado en una construcción de país. Hoy en día, Leonardo hace octavo semestre de Derecho en la Universidad de Manizales. Todo esto con miras hacía sus proyectos de empezar su campaña política en la ciudad y en el país para el año 2023.

Mi sueño es ser presidente de Colombia”.

Una frase que el tolimense dice en tono alto y con la cara llena de ilusión, porque como él lo ha dicho desde un principio, su labor es trabajar por y para el pueblo. Cada proyecto y trabajo que hace los construye al son de la canción: De mi pueblo para la guerrilla. Un tema que le recuerda a su paso por las FARC porque habla de las situaciones internas de las personas en el grupo y sobre todo como él dice “me ayuda a mantener la esencia de trabajar por el bien común”.

Hoy en esa humilde casa de San Cayetano se encuentran refugiados los sueños de una persona como Leonardo, que trabaja cada día con el objetivo de servirle a la gente que más lo necesita. Su esposa, Lina Isabel Martínez Mejía, lo define como un hombre luchador y perseverante, que ha tenido que sobrepasar situaciones de conflicto para sobresalir no solo en sus estudios sino también en su trabajo.

La vivienda de Manizales, en donde vive la Familia Zuluaga Rubio, está llena de juguetes, algo que Leonardo nunca tuvo en su infancia y refleja plenamente el cambio que tuvo el tolimense durante toda su vida. También, una de las diferencias más notarias es que pasó de cargar un fusil en la mano derecha a cargar la humanidad de su hijo Emiliano, de apenas dos años de edad. “Me levanto todas la mañanas para dejar huella en la gente”. Esa es una reflexión de Zuluaga Rubio, quien toma su pasado como fortaleza para seguir formándose en lo personal y en lo académico, pero sobre todas las cosas, ir detrás del mayor puesto político de la República de Colombia.

Las celebraciones en las FARC

“Las navidades y las fiestas en el grupo eran parchadas”, Así describe Leonardo el ambiente de festividad que había en las FARC cuando llegaban las fechas especiales. Las personas bailando, cocinando y saltando de alegría era el común denominador de este tipo de celebraciones, que se vivían con unas emociones bastante altas. Ya que era el único momento que tenían los combatientes para despejar la mente de la situaciones de conflicto armado.

Zuluaga Rubio tiene en la memoria una canción que lo traslada a este tipo de fechas. Ese tema lleva como nombre el 25 en la guerrilla, una melodía que hace alusión a los momentos de alegría y emotividad que se vivían en el grupo durante la navidad. “Esta canción me hacía revivir los momentos en la casa”. Así explica el tolimense su gusto por la música, que aunque ya hayan pasado más de 15 años de haberse desmovilizado todavía la sigue cantando con orgullo.

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