El lado oscuro de las rutinas del cuidado para la piel: la cosmeticorexia  

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Texto y fotos por: Fernanda López Beltrán

Cada día se habla más sobre los efectos perjudiciales que puede tener la sobreexposición a las redes sociales. A la necesidad de estar conectados constantemente. El acoso online, la desinformación, la pérdida de la privacidad, la disminución de la productividad en los entornos escolares y laborales… ahora hay que agregar cosmeticorexia: obsesión que niños y jóvenes han generado por el cuidado de la piel. 

La generación Alfa (niños que nacieron a partir del 2010). Son personas que no conocieron un mundo sin internet, teléfonos inteligentes y tabletas; por ello son más vulnerables a los efectos de las redes sociales.

En ellas frecuentemente ven a influencers y creadores de contenido. Que aparentan ser perfectos y promueven estándares de belleza inalcanzables a través de filtros, cuerpos sin imperfecciones y el consumo de productos cosméticos. 

Tik Tok es la plataforma que estas personas usan para catapultarse hacia la fama. Según las proyecciones de Statista Advertising & Media Outlook. La red de origen chino atrajo una media de 340 millones de nuevos miembros activos al año. Y, se espera que su base de usuarios alcance los 2000 millones en 2024.  

El experto en redes sociales José Alvargonzález, en entrevista con el diario El País, explica que Tik Tok ha experimentado un crecimiento exponencial en usuarios jóvenes, menores de 16 años, y que esto tiene un costo.

“Es crucial considerar el impacto de las redes sociales en el desarrollo infantil. Estas plataformas pueden fomentar la creatividad, la expresión personal y habilidades comunicativas en los niños. Pero, por otro lado, existen riesgos asociados como la exposición a contenidos inapropiados, problemas de autoestima y presión por mantener una imagen pública idealizada”. 

Joven viendo tik toks
Foto: Fernanda López Beltrán “Sin duda, los más jóvenes son los que más horas pasan pegados a las pantallas, que de alguna manera terminan educándolos. Las personas a las que siguen en redes sociales muestran muchas veces realidades inalcanzables con las cuales ellos se comparan”,  asegura la psicóloga Silvia Álava, autora del libro Queremos hijos felices

Por otro lado, la otra red social que le hace competencia a Tik Tok es Instagram, con su formato de reels (videos cortos). Esta red tiene 1450 millones de usuarios y la mayoría de influencers y creadores está presentes en ambas. Allí publican videos mostrando la cantidad de productos que usan en sus rutinas del cuidado de la piel (skin care). Donde incluyen sérums, tónicos, limpiadores, cremas hidratantes, contorno de ojos, etc. 

La obsesión por comprar estos productos y por no envejecer se denomina cosmeticorexia y ha llegado tan lejos que en las redes sociales hay menores de diez años (a los que se les ha llamado Sephora Kids en alusión a la cadena de cosméticos francesa) mostrando qué se aplican en la cara frente a sus seguidores. Productos que sus pieles jóvenes no necesitan, en la mayoría de los casos, ya que los dermatólogos aconsejan que las personas de estas edades solo usen bloqueador solar. 

Esto le pasó a Nataly Cordova Palomino, una joven peruana que se causó una quemadura en su cara por usar un producto que no necesitaba. “Se me puso roja toda la cara y ardía mucho. Hasta ahora tengo marcas oscuras en el rostro”, afirma. 

“Es claro que después de cierta cantidad de tiempo exponiéndose a cierto canon, hay un patrón que se repite en tu cabeza y tú lo asimilas con lo “lindo”, ya que te acostumbras a verlo”. Comenta Sofía Quiroga, una joven colombiana que, como Nataly, se quemó la cara por usar un producto que no era recomendado para su piel. 

Sobre esta problemática, la doctora especialista en dermatología, Heliana Botello, señala que a su consultorio han llegado niños, niñas y adolescentes que tienen rutinas del cuidado de la piel con productos que ven en las redes sociales.

“Compran mascarillas, cremas, protectores solares, maquillajes que les recomiendan en videos. Incluso, aun teniendo una o dos espinillas o puntos negros, no se quieren ver al espejo o se aplican gran cantidad de maquillaje para taparse”. 

El poder del marketing  

El mercado de la belleza es uno de los sectores más lucrativos a nivel mundial. Los productos del cuidado de la piel han ganado relevancia y cada vez son más los jóvenes y niños que compran este tipo de productos sin considerar sus necesidades reales; todo gracias a las estrategias de marketing de la industria cosmética. 

Las marcas le pagan a un creador de contenido para que produzca videos o fotografías en las que usen sus productos y las publiquen. (ya sea el mismo creador o que se vuelvan propiedad de la marca). Con el fin de influir en los hábitos de consumo de las audiencias. Así es como crean la necesidad de adquirir lo que ellos venden. 

Según Launch Metrics, una empresa de análisis de datos dedicada a la industria de la moda, el estilo de vida y la belleza, el 65% de los adolescentes confían en las redes sociales para descubrir y seleccionar los productos cosméticos. 

Por otro lado, el 65,9% de las influencers que crean estas campañas para las marcas son mujeres. Esto es importante debido a que la mayoría de personas que compran estos productos para el cuidado de la piel son precisamente ellas. 

Según Blank Space, una agencia especializada en influencer marketing, la colaboración de las marcas con estos creadores de contenido ha demostrado ser efectiva para promocionar productos y llegar a una audiencia más amplia. Además, el crecimiento de esta industria es impulsado por el aumento del poder adquisitivo de los consumidores y el auge del comercio electrónico. 

El dermatólogo como aliado 

La doctora Heliana indica que entre las consecuencias de las cosmeticorexia están las posibilidades de que los pacientes enfrenten trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) e, incluso, trastornos dismórficos corporales. Situaciones que llevan a las personas a preocuparse excesivamente por su apariencia y ver en el espejo lo que no es.  

“También hay pacientes con lesiones parecidas al acné o empeoramiento de este por uso de aceite de coco en el rostro o uso excesivo de bases de maquillaje. Hay quemaduras o irritación por mascarillas o por lavado excesivo de la cara y por exfoliaciones intensas con efectos contraproducentes”, agrega la dermatóloga. 

La importancia de que los jóvenes – y las personas en general – busquen la opinión de un profesional es imperante, ya que son ellos quienes saben qué productos pueden servirles y cuáles no. Botello asegura que los productos a usar dependen factores como la edad, el tipo de piel, si el paciente tiene patologías que deben tratarse primero, el fototipo y la sensibilidad.  

Foto: Fernanda López Beltrán. La dermatóloga Heliana Botello destaca que una rutina del cuidado de la piel saludable debería incluir máximo tres o cuatro productos: limpiador, crema hidratante, bloqueador solar y opcionalmente vitamina C. 

“Hay rutinas básicas que deben llevar un protector solar y una crema hidratante, pero cuando ves que tienes 6, 7, 8, 9 o más productos uno dice: algo está pasando aquí, ¿realmente son necesarios todos ellos?”. Se cuestiona la dermatóloga.  

Con respecto al tratamiento para esta condición, la pedagoga y socia fundadora de la Corporación Guardianes de la Vida, Martha María Cárdenas, comenta que desde el hogar se debe hacer un trabajo de gestión de emociones, de acompañamiento, orientación, aceptación para que los jóvenes puedan asumir y aceptar que hay límites cuando se trata de modificar la apariencia. También, que desde las escuelas y los colegios, los profesores pueden realizar trabajos de autoestima. 

Por otro lado, el tratamiento desde lo dermatológico empieza por entender que todas las personas sufren cambios fisiológicos a lo largo de su vida. Y, que los cuidados que necesita la piel varían de persona a persona. “Todos debemos cuidarnos la piel. Hidratarla, usar un protector solar para ayudar a prevenir los daños del sol y, si se desea, usar vitamina C como antioxidante. Pero los adolescentes no necesitan cremas para arrugas ni productos antienvejecimiento. No necesitan mucho maquillaje, ni bases  que contrasten con su tono de piel. Necesitan hacer ejercicio, tomar agua varias veces al día, comer sano y cuidarse del sol. Todo ello aporta al mantenimiento de una buena salud física”, aconseja Botello. 

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