El peso de lo que debe irse

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Texto y fotos por Sofia Cardona

La ostomía es una cirugía que crea una abertura en el abdomen, a través de la cual se evacuan los desechos del intestino grueso o delgado. Esta cirugía se realiza cuando parte del intestino está enfermo o dañado y no puede funcionar correctamente. Puede tener un impacto significativo en la vida de las personas. Es una cirugía que cambia la forma en que una persona defeca y puede provocar sentimientos de vergüenza e inseguridad. La mayoría de las personas con ostomía pueden llevar una vida normal y activa. Sin embargo, es importante ser consciente de sus peligros para poder tomar medidas, prevenirlos o detectarlos temprano.

Andrés es un hombre de 1.68 metros, delgado, un poco canoso y encorvado, como si cargara mucho peso en su espalda. Él se levanta todos los días a las 5:00 a.m. Lo primero que hace es vaciar su bolsa, esa que tiene pegada a su abdomen hace un año, se desviste y empieza a arreglarse. Primero se quita la bolsa para poder bañarse, entra a la ducha y se lava muy bien el muñón para evitar olores e infecciones. Se termina el proceso, vuelve y se coloca su bolsa para vestirse y salir.

Tiene 43 años, es enfermero auxiliar, en este momento está en una incapacidad prolongada por lo que no ejerce su carrera. Vive con sus padres, un hermano y una tía. Tiene la habitación más grande de la casa en la que ubicó su cama, una mesa, una hamaca, un escritorio y un armario donde acomoda los medicamentos que debe tomar, las bolsas y todos los exámenes clínicos que se debe hacer constantemente.

Hace un año, Andrés estaba trabajando y sintió un dolor en su abdomen. Le preguntó a un médico que estaba en servicio. Él lo mandó para urgencias porque el dolor podía ser a causa de unos cálculos renales. Estando allí descartaron lo renal, pero con un examen encontraron unos cálculos en la vesícula. Le realizaron una laparotomía para extirpar la vesícula, no la pudieron sacar y tuvieron que cerrar inmediatamente porque encontraron el intestino adherido a la pared abdominal. Realizaron una segunda cirugía, en la que extirparon la vesícula, el apéndice e hicieron una anastomosis que es una conexión quirúrgica entre dos segmentos del intestino que se realiza para restablecer la continuidad del mismo después de la extirpación de una parte.

A los dos días se dañó la anastomosis, se contaminó la cavidad y le dio peritonitis. Andrés entró a una cirugía de urgencia, quitaron el intestino ascendente, transverso y una parte del descendente. El intestino de Andrés se estaba necrosando, por lo que el fallo llevó a los médicos a tomar la decisión de realizar la ileostomía como último recurso, estuvo en coma durante 20 días.

Cuando despertó no quería visitas de nadie, solo quería que lo dejaran morir. Él le decía a la mamá que no fuera, pero la respuesta de ella siempre fue un rotundo no. Luz Marina iba todos los días al hospital, donde estaba Andrés, se sentaba en unas sillas que estaban a unos pasos de la entrada a la UCI para estar pendiente de todo lo que pasaba con su hijo. No entraba a verlo, pero si en algún momento la necesitaba, ella a los dos minutos estaba adentro. Andrés le ha reprochado a su mama no haberlo dejado morir. Con voz temblorosa ella dice que no lo hizo porque lo ama mucho, como para dejarlo ir.

Le dieron de alta y el proceso de aceptación de la bolsa fue difícil, se le reventaba y se ponía a llorar de la impotencia, ahora se limita a hacer algunas actividades y debe llevarlas a cabo a poca velocidad.

Un cirujano que prefiere guardar su identidad por temas legales, explica algunas diferencias técnicas de los procedimientos:“ la colostomia es la unión del intestino grueso con el exterior y la ileostomía es la comunicación del intestino delgado con el exterior. Lo que tienen en común es que ambas terminan en una ostomía”.

Según el Registro Nacional de Ostomías de la Federación Colombiana de Coloproctología, en el país hay aproximadamente 10.000 personas con ileostomía y colostomía. la edad promedio es cercana a los 55 años.

Un reto para una esposa

Eduardo vive con colostomía hace 4 años y cuatro meses. Es un hombre delgado, mide 1.55, con gafas, ojos pequeños y tristes, tiene 64 años y sus manos son ásperas porque trabajaba en construcción, ahora es un hombre pensionado que pasa su día a día en la casa. Vive con su esposa, dos hijas y una nieta. Es serio y de pocas palabras.

En 2018, Eduardo empezó con unos dolores en su estómago, su familia lo llevó al hospital donde le realizaron una colonoscopia en la que apareció un pólipo de dos milímetros de tamaño, los médicos no hicieron nada más y lo mandaron para la casa. Eduardo asistía a las citas caminando con muletas y casi arrastrándose, comenta su esposa. El médico familiar le dijo a Eduardo en una de las citas que él se estaba haciendo y no tenía nada.

Los dolores persistieron durante dos años. Le decía a su esposa que estaba podrido. Le salían troncos de sangre. Una de las hijas lo llevó nuevamente a la EPS. El médico le dijo que los síntomas que él tenía eran de un cáncer de colon. Al sangrar

permanentemente, él médico ya tenía una razón para realizarle una colonoscopia, pero era demasiado tarde: Eduardo tenía el 60% del intestino afectado.

En la adaptación, él estuvo con psiquiatra y psicólogo. Eduardo lloraba sin ninguna razón todo el tiempo y no era capaz de detenerse. No consume ajo, comino y pimentón para evitar olores fuertes. Cuando cae todo a la bolsa, esta transpira y él se acompleja cuando está en público. Su esposa, sin embargo, se inventó una manera en la que a Eduardo no le salieran estos olores y es meter una bolsa plástica debajo de la bolsa de colostomía para que el solo tenga que botar la que está adentro.

Cuando salen los gases, la bolsa parece que se fuera a reventar, se aleja y se hace en un lugar donde esté solo y cómodo para abrirla un poco y dejar salir los gases que va acumulando. No puede ir a piscina, pero descubrió que al poner cristaflex para cubrir la bolsa, puede darse un chapuzón tomando los cuidados necesarios. Aprendió a vivir con esto y superar todos esos obstáculos.

A las 4 de la tarde debe cenar. Se toma un caldo Maggi con una arepa y no puede volver a comer hasta el siguiente día.

La colostomía es una cirugía común que se realiza aproximadamente a 100.000 personas en los Estados Unidos cada año, puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo cáncer de colon, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, lesiones en el abdomen y malformaciones congénitas. Es importante recordar que la colostomía no es el fin del mundo. Es un nuevo comienzo. Con el apoyo adecuado, las personas con colostomías pueden vivir una vida plena y feliz.

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