María Fernanda Coy
Al igual que las venas y arterias transportan sangre y nutrientes por todo el cuerpo. Las lomas de Manizales canalizan la circulación de personas y carros a través de la ciudad. Desde los altos atarcederes de Chipre hasta los bajos bosques de La Linda. Las pendientes no solo conectan cada rincón, sino que también son ese ingrediente único de la identidad urbana. Fea, fría y falduda dicen algunos. Falduda, sin duda; fría, tiene sus días pero ¿fea?, Manizales es una ciudad particular.
El constante sube y baja de las calles de Manizales, tanto a pie como en transporte, puede dar la sensación de estar sobre una montaña rusa. Las largas caminatas se convierten en un paseo y un desafío para el acondicionamiento físico. Quienes llevan años subiendo y bajando ya se acostumbraron o, por lo menos, viven en silenciosa resignación. Para los no nativos puede convertirse en una verdadera tortura. Eso es lo que comenta Katalina Martínez Gracias, una turista samaria que pasó sus vacaciones de diciembre en la ciudad. Katalina cuenta que su familia la hizo recorrer el centro entero desde la carrera 20 a la carrera 24, paseando por las lomas más temidas de las calles 28, 29 y 30, de arriba a abajo. Para que conociera lo que es estar en los zapatos de un manizaleño todos los días.
Cada zancada que Katalina daba era agotadora. Su cuerpo pesaba y gotas de sudor se deslizaban por la frente, al tiempo que sus piernas comenzaban a flaquear a mitad de camino. Una experiencia única que comenta que le gustaría repetir cuando su estado físico mejore. Le pareció un atractivo turístico distinto, algo aventurero y exótico.
Si la experiencia de Katalina en el recorrido por las lomas anteriores fue extenuante, no se llegaba a imaginar lo que le faltaba experimentar. Sin embargo, tiró la toalla antes del desafío final, antes de enfrentarse a la loma reina. Según un perfil vial realizado por la oficina de Sistema de Información Geográfica de la Secretaría de Planeación de Manizales, una de las calles más empinadas de la ciudad es la que conecta la Corporación Rafael Pombo con el Colegio San Luis Gonzaga. Está ubicada en la carrera 27 con calle 50 y tiene una inclinación promedio de 19 grados. Cada movimiento debe cuidarse al descender, un paso en falso y es muy probable que se termine rodando desde la cresta hasta la próxima calle. Incluso en su cima hay un letrero de advertencia para los motociclistas por la alta posibilidad de caer al bajarla.
Nacer en una loma
En el filo de la montaña, en el flanco occidental de la Cordillera Central, a una altura de 2153 metros sobre el nivel del mar está Manizales, la ciudad de las puertas abiertas. Fue cimentada estratégicamente ahí debido a su posición ideal como cruce de caminos. “Había una obligación de hacerlo aquí (…) se perfiló como centro comercial”, afirma el historiador Pedro Felipe Hoyos Körbel. Gracias a la ubicación, en el negocio se engendraba la riqueza.
Según la historia, hace más de 150 años, cuando el municipio apenas daba sus primeros pasos al desarrollo, se tenía que ade- cuar el terreno. Aquello no era un trabajo fácil. Körbel explica que en los años 1860 a 1870 la mayoría de las calles de la ciudad, incluyendo la famosa carrera 23, no estaban del todo niveladas. Y que para construir había que tumbar barrancos y rellenar cada cañada que se atravesara con una técnica llamada banqueo. A punta de agua y pala se construían camas de tierra.
Gestión de Riesgo de Manizales afirma que la mayor causa de deslizamientos son generados en su mayoría por la conformación de asentamientos hacia zonas de ladera con Lomas pronunciadas.
¿Cómo se construye sobre una loma?
Manizales se encuentra en un entorno geológico complicado gracias al sistema de fallas Romeral, que expone las rocas volcánicas. Este fenómeno se denomina fallamiento compresivo, que es básicamente cuando una se empuja sobre la otra. Lo que da a la formación de montañas y colinas que además provocan la aparición de grietas, deslizamientos y fracturas. Todo esto influye en la formación del característico relieve de la ciudad.
El geólogo Juan Sebastián Cardona Cardona y el ingeniero civil Daniel Alberto Pineda Marulanda concuerdan en que uno de los retos más difíciles para construir en Manizales son los largos pero necesarios pasos previos a iniciar cualquier proyecto. Según lo reglamentado en el decreto 1807 del 2014, al iniciar una construcción se debe realizar la zonificación de amenaza por los movimientos de masa que son probables siempre que se habla de laderas. Estos resultados indicarán si es preciso desarrollar obras de mitigación y si se llegase a dar el caso de que el terreno no es adecuado, declarar el área como suelo de protección, de lo contrario la obra iniciará. Todo eso mantiene hoy en día la urbanización y a los manizaleños seguros.
Los expertos resaltan que para edificar sobre lomas se deben estudiar los suelos de las zonas que la construcción pueda alterar.
El municipio ha aprendido a adaptarse y a aprovechar su topografía montañosa para seguir creciendo sin la necesidad constante de expandirse, aunque los espacios para el desarrollo en un terreno rodeado de montañas son limitados. Según el artículo Manizales: La ciudad homérica se estima que la ciudad crecerá un 15% más en los próximos 22 años. Esto se puede contrarrestar con un desarrollo desde las alturas, como sugiere la arquitecta Andrea Bedoya Gallego. “Las cumbres de las montañas permiten generar una visual más amplia, lo que permite desarrollar en mayores espacios la ciudad, como también generar atracción turística”, añade.
A las 6:40 p.m. de un jueves en Manizales, el cielo se tiñe de un violeta pálido con tonos rosados y dorados. En ese momento Lina María Gutiérrez Galvis, con audífonos puestos y un bolso negro que da la impresión de estar pesado, sube la pendiente de la carrera 7b de Campohermoso para llegar a su casa como cada día en los últimos cuatro años. Su respiración es agitada y sus pasos lentos, pero firmes. A medio camino, con una mano aferrándose a los sujetadores de su maletín, para en seco y dice: ‘’Las lomas son maravillosas para el que le gustan’’.

