Monos nocturnos y rock: unidos en una misma vida 

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Silvana Jiménez Valencia

El bosque lo acoge. Sostiene su bolso mientras él, en una búsqueda rápida, desordena todo en su interior. Saca una, dos, tres cosas. Solo se distinguen sus binoculares grandes y negros, y su cámara Lumix —“mi mechita”, como él la llama—. Luego emprende su búsqueda. Camina con pasos firmes y silenciosos; cada uno marca con contundencia el inicio de un nuevo encuentro con los protagonistas de su noche: los monos nocturnos.

Sebastián Bustamante vive entre dos amores que no se interfieren, pero sí comparten un mismo universo: los monos nocturnos y la música. Se mueve entre el rock en español, la trova cubana, el heavy metal y la samba, a la que él llama “música revolucionaria”. Aunque comparte con su hermana el amor por la naturaleza, la biología y el mate argentino, no fue ella quien le habló de los monos nocturnos.

“Nosotros vivíamos en Bengala, y allá, en 2015, en la Reserva Monte León, me fui a acampar con un argentino y otro amigo del Caribe. Vimos los monos nocturnos así, de repente”, recuerda. Desde ese momento, comenzó a trazar una ruta entre el estudio y el cuidado de estos primates. Tanto así que su rostro llegó a las pantallas de miles de manizaleños, en representación de sus “hijos”.

Algunos días de la semana puede pasar más de tres horas observando cómo los árboles acogen y arrullan a las dos manadas. Pero, en otras ocasiones, Bustamante es quien se convierte en el observado: parado frente a luces enceguecedoras —azules, rojas y amarillas—, interpreta melodías de Mago de Oz, Caetano Veloso y Julio Jaramillo.

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Se denomina como una persona “izquierdista”. De ahí radica su gusto por la música revolucionaria y de manifestación social.  
Fue el creador del semillero de primatología en la Universidad de Caldas. Ahora lidera el semillero de investigación en pro a la conservación de los monos nocturnos.  
El primate tatuado en su piel es un mono aullador. Fue un experimento con un amigo que empezaba sus inicios en el tatuaje. Sebastián prestó su piel sin arrepentimiento.
Sebastián Bustamante puede localizar a los monos nocturnos y el excremento. Utilizando su olfato. Él afirma que es una sensibilidad especial que tiene al olor de estos primates.  

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