La UCM investiga el conflicto armado en el occidente de Caldas

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Por Juanita Bedoya Cifuentes

El Núcleo de Estudios en Memoria y Paz de la UCM, de la mano con el Resguardo Indígena de Cañamomo y Lomaprieta. Realizan un proyecto de investigación sobre las causas y consecuencias de la desaparición forzada en el Occidente de Caldas. Así mismo, realiza con esa comunidad un diplomado sobre construcción de memoria sobre el conflicto armado en la zona.

A partir de la vinculación del núcleo con el equipo territorial de la Comisión de la Verdad en el Eje Cafetero, visibilizaron la importancia de profundizar en las dinámicas particulares y las afectaciones que ha tenido la desaparición forzada en la zona. Ya que a raíz del abandono por parte del estado, la comunidad se ha visto en la obligación de construir sus propias soluciones. Entre ellas la implementación de la medicina tradicional y establecimiento de una guardia indígena.

Propósito de la investigación

En términos académicos la investigación permite “entender cómo se da la desaparición en un territorio en el que ha sido tan silenciado el conflicto armado”. Del mismo modo, entender las dinámicas de cómo se da el factor de violencia alrededor de la desaparición. Y, por qué ocurre contra las comunidades indígenas en el occidente de Caldas. Explica Valentina Ballesteros Sánchez, trabajadora social y líder de la investigación. Agrega que están en la tarea de construir ese contexto histórico. Razón por la cual “será un aporte muy importante para los procesos de búsqueda liderados en la región por el equipo territorial de la unidad de búsqueda de personas dadas por desaparecidas”, subraya.

Por otra parte, la investigación se lleva a cabo a través de un diplomado. Un proceso formativo para las personas del resguardo. Sobre qué es la desaparición, contra quiénes se ha presentado, de qué manera ha ocurrido. Así mismo las familias de las víctimas han podido encontrar la confianza de poder relatar lo que les pasó y denunciarlo.

Otros informes

La Universidad de Caldas a través de un programa de ciencia y tecnología, Colombia Científica, encontró que en el caso de los resguardos indígenas y sus cabildos y en Riosucio en particular, se identificaron a través de fuentes secundarias y de relatos de los habitantes, que desde los años 80 se ha dado presencia armada del M-19, las Farc, el ELN y organizaciones paraestatales. Más específicamente la estructura paramilitar del Frente Cacique Pipintá del Bloque Central Bolívar.

Las comunidades indígenas han sido víctimas de múltiples afectaciones (reclutamiento forzoso, confinamiento, masacres, asesinatos de líderes sociales, desaparición forzada y desplazamiento). El sistema de justicia transicional, la Jurisdicción Especial para la Paz e informes de otras instancias creadas en el marco de justicia como la Comisión de la Verdad nacional y regional, indagan y hacen frente a estas afectaciones.

A pesar de que el proceso transicional permitió activar distintos dispositivos y estrategias de trabajo para fortalecer los tejidos sociales. A través de la ancestralidad cultural, que se creó gracias al proceso de paz del 2016. Actualmente “se han vuelto a producir informaciones por parte de algunas personas de la comunidad y de autoridades públicas locales. Que dan cuenta de la presencia de hombres armados en algunas zonas”. Con lo cual se generan alarmas sobre las dinámicas que pueden estar ocurriendo en los territorios. “Esa zona del occidente de caldas y particularmente los resguardos indígenas han tenido múltiples afectaciones humanitarias. Porque sus territorios conectan el occidente de caldas con el chocó. Son zonas de tránsito, y esto los ha convertido en víctimas de múltiples infracciones al derecho internacional humanitario”. Explica Mario Hernán López Becerra profesor de la UNAL con un doctorado en conflicto y paz.

Comunidades indígenas en la región de Caldas

Ahora bien, el alto occidente de Caldas se caracteriza por tener comunidades indígenas, se presentan mayoritariamente el pueblo indígena Emberá-Chamí  que se concentra en el departamento de Risaralda, en donde habita el 55,1% de la población (16.023 personas), le sigue Caldas con el 24,8% (7.209 personas) y Antioquia con el 7,3% (2.111 personas).

El Resguardo Cañamomo y Lomaprieta se encuentra ubicado en los municipios de Riosucio y Supía Caldas. Es uno de los 6 resguardos indígenas legalmente constituidos en el departamento y cuenta con 32 comunidades Emberá-Chamí.

Mauricio Orozco Vallejo, coordinador del Núcleo de Estudios en Memoria y Paz de la UCM, explica que “desde la conquista, con la llegada de los Españoles ha sido un resguardo afectado a través del despojamiento de tierra y trabajos a los que fueron sometidos brutalmente” y agrega que “a comienzos de 1990 llegó con mayor fuerza el frente 47 de las Farc”.

Se calcula que en Caldas hubo dos grandes focos en donde se generó la desaparición forzada: Oriente de Caldas (Samaná, Victoria, Norcasia, La Dorada), Occidente de Caldas (Riosucio municipio en donde se presentaron mayores casos de desaparición forzada), de 2.400 casos aproximadamente 450 son de Riosucio.

“Temen que vuelva a pasar, porque los grupos armados están cerca del territorio, ha habido presencia del Clan del Golfo últimamente, el ELN está en Mistrató que está muy cerca de Anserma que queda a 40 minutos de Riosucio”. Aclara que las afectaciones se ven reflejadas en el tejido social que han construido y en el territorio, “para ellos las afectaciones son colectivas”

Implementación de soluciones

A raíz del conflicto por el que ha tenido que pasar su comunidad,  se han implementado una serie de prácticas de “afrontamiento y de resistencia” que les permiten conservar su identidad: recuperación de la medicina tradicional, la guardia indígena encargada de cuidar el territorio debido a la autonomía que cuentan sobre el mismo, la etnoeducación, la soberanía alimentaria, entre otros.

El resguardo cuenta con un ETCR (Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación) La Pangola, dónde hay firmantes del acuerdo de paz, un compromiso que el resguardo asume para su cumplimiento, según explica Mauricio Orozco Vallejo: “Su llamado es al diálogo y al cumplimiento de los acuerdos de paz”.

Asi mismo, a través de la Cooperativa Multiactiva Indígena para la Paz- Comipaz, los firmantes del acuerdo de paz se reintegran en el territorio aportando en el cuidado del mismo, realizan diálogos con las víctimas y aportan información sobre la ubicación de personas desaparecidas y piden perdón por los daños que ellos mismos causaron.

A su vez, la UCM busca crear un espacio en la universidad en donde se concentre toda la información sobre el conflicto armado y la construcción de paz en el departamento de Caldas, cuyo objetivo es construir la reconciliación y las garantías de no repetición.

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