La huella de los niños

Prensa 2
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Foto tomada por: Mariana López

Esta actividad se dio en la semana por el cambio climático, con el evento Acciones por la Vida. Allí asistieron, aproximadamente, 135 niños. Catorce de ellos voceros de diferentes instituciones, tres niños y once niñas.

Escrito por Mariana López

Son las 7:30 a.m. una neblina espesa recubre la entrada de la Universidad de Manizales. Allí, al lado de la Torre Emblemática, están llegando niños y docentes de siete Proyectos Ambientales Escolares (PRAE). Para acomodar sus maquetas, decorar sus estands y prepararse para una jornada en la que hablarán con orgullo sobre lo que trabajaron durante un año. Las luces del auditorio se encienden, por el micrófono sale una voz que llama a los participantes para que tomen asiento. La charla inicial, de la Cumbre de los Niños y Niñas por el Cambio Climático de la Alianza Acciones por la Vida, dará inicio.

Entran al auditorio, los niños están inquietos. Sus docentes tratan de calmarlos, a pesar de ello, sus voces no dejan de murmurar y señalan con entusiasmo las fotos de pingüinos que les proyectan. El lugar suena como un ecosistema: los pájaros son sus risas, el viento el abaniqueo de sus manos y el calor es su alegría inocente que solo quiere proteger el medio ambiente.

De entre la multitud sale un niño de once años, Samuel de los Ríos, inquieto como una ardilla, atento al público para mostrar la aplicación que realizó su colegio. Es de la Institución Educativa Leonardo Davinci y trae el proyecto Ecoexploradores Cumanday, enfocado en los páramos y glaciares, en el que trabajaron padres de familia, estudiantes y profesores.

Su orientador, Manuel Alejandro Cardona, cuenta que una de las etapas del trabajo es que los niños, desde transición hasta once, calculen su huella de carbono y con esto sean conscientes de sus acciones ambientales.

Huella de carbono: 1, yo: 0

La huella de carbono es el rastro que una persona, empresa o producto, deja por actividades que realiza en su diario vivir. Esta huella es toda pequeña acción que contribuye o afecta al cambio climático, entre más carbono se produce, mayor es el efecto y viceversa.

El estudio Cambio Climático 2023: Informe de Síntesis. Resumen para responsables de Políticas dice: “Sin acciones urgentes, efectivas y equitativas de mitigación y adaptación, el cambio climático amenaza cada vez más los ecosistemas, la biodiversidad y los medios de vida, la salud y el bienestar de las generaciones presentes y futuras”.

Para generar una conciencia sobre ello, Samuel de los Ríos es uno de los ponentes de su institución. A cada niño, que va a su estand, le enseña desde su tablet. “Acá, EcoCumanday, nuestro amigo, visitó un páramo, nos cuenta historias y nos muestra un video”, así les explica su aplicativo interactivo y los motiva a que lo utilicen para calcular cuál es el porcentaje de su huella.

Niño parado en la mitad de un salón cargando un bolso, con un dibujo de la plata de un pie,  con sus manos abiertas.
El proyecto se desarrolla enfocado a la huella de carbono. Está acompañado de una experiencia sensorial con gafas de realidad virtual para generar conciencia sobre los páramos y glaciares. /Foto tomada por Mariana López

Según un estudio publicado por las Naciones Unidas, para el medio ambiente, los desarrollos recientes en las capacidades de medición, de la huella de carbono, permiten monitorear las tasas totales de emisión. Esto propicia mediciones concretas para tomar decisiones.

Mientras Samuel de los Ríos deja su Tablet a un lado, se voltea y saluda a un estudiante a su lado. Con una sonrisa en sus mejillas y sus ojos cafés de pestañas largas, le hace un gesto de alegría al ver sus semillas.

Una acción que deja huellas, pero no de las que calientan

Leandro Noreña Jaramillo, de mejillas y dientes grandes, le responde la sonrisa. Se sienta a organizar los paquetes de semillas de hierbabuena y prontoalivio. A sus diez años adora la tierra, dice que tocarla le gratifica y por ello se inscribió en el proyecto de su colegio, Pablo VI.

Como un topo que se envuelve sobre la materia oscura y tibia, así le gusta a Leandro Noreña estar en su huerta escolar. “Nosotros la sembramos como forma de cuidar el medio ambiente para cosechar más y poder ayudar al mundo. Los animales que hay en la tierra son fascinantes, más las lombrices”, afirma el niño mientras con sus manos ejemplifica el trabajo arduo que hacen todos los días.

La decoración de su mesa son las hortalizas que cultivan. Señala que, para garantizar un mejor ecosistema, hay que sembrar, reducir la contaminación y agradecerle. “El medio ambiente es la forma de vida de nuestro planeta, donde nosotros vivimos, así que sin él nosotros no existiríamos”, insiste mientras señala los paquetes biodegradables de las semillas.

Niños sostienen con sus manos plantas con caracoles y la baba del mismo.
La Institución Educativa Pablo VI desarrolla proyectos de huertas comunitarias con los grados quinto de primaria. en una de sus sedes, Simón Bolívar, realizan el empaquetado y producción de sus propias semillas  /Foto tomada por Mariana López

Una educación ambiental

El estudio ¿La educación ambiental beneficia los resultados ambientales en niños y adolescentes? Un meta-análisis que reunió 169 estudios con un total de 176.007 participantes de 43 países, abarcando cinco décadas de investigación sobre educación ambiental en niños y adolescentes.

Dichos programas logran aumentos significativos en la comprensión de temas ambientales.  Un 60% expresa mayor intención de actuar a favor del ambiente y el 82% de la muestra afirma que estudiantes que reciben esta educación supera en conocimiento a los que no la recibieron.

Leandro Noreña quiere seguir sembrando y transmitiendo el mensaje a otros niños. Para seguir en la conferencia, agarra sus semillas y le da un abrazo a su amiguito de la otra sede de su colegio, David Marín, quien es ponente del proyecto.

David le pasa su matera adornada por la baba de caracol que acompaña la planta. Mientras suben las escaleras, una asistente del evento se queda embelesada apreciando al invertebrado.

¡Modo conciencia activado!

¡Qué bonito! exclama Maria José Pérez Gonzáles, de quince años, mientras baja las escaleras. Sale del auditorio y se dirige a su estand para ver que las maquetas estén en orden. El proyecto de su colegio, Andrés Bello, quiere dar a conocer la importancia de los glaciares. Mediante el reciclaje y una huerta comunitaria ponen su granito de tierra.

“Siempre me han gustado los temas que tienen que ver con lo crítico del mundo. Es muy importante enseñarle a los demás la importancia que es cuidar nuestro entorno, lo que pasa con los glaciares, porque, aunque no lo vemos, está”, relata mientras se acomoda sus gafas redondas que cubren gran parte de su rostro.

Llegan otros niños a su puesto, ella les explica sobre la importancia de los glaciares. Mientras da su charla, dos niñas de trenzas largas y con bastón en mano, alzan la cabeza para curiosear sobre el tema. En un momento una de ellas, Evelin Mariana Gañan Bueno, se aleja. Replica que ya es tarde y deben ir a recoger sus cosas.

Desde los territorios ancestrales

Pone su bastón en la mesa, ya es la 1:00 p.m. y el evento va a culminar. Comienza a doblar sus carteles de fomi escarchado con fotos del territorio ancestral indígena de San Lorenzo. Antes de empacar todo, llega un visitante a preguntar por su trabajo.

“Venimos de la Institución Educativa San José”, añade Gañán, quien con once años se dedica a comunicar sobre la conciencia ambiental y ancestral desde el vivero que tienen en su colegio. “Nos hemos articulado con la Secretaría de Medio Ambiente de Caldas y movimientos colectivos de siembra de árboles”, indica mientras la escarcha de sus parpados brilla.

Niñas de la Institución Educativa San José del territorio ancestral indígena de San Lorenzo, presentan su proyecto ambiental. Una de ellas sostiene una cartelera con diferentes fotos.
Su iniciativa consiste en un vivero de animales y avistamiento de aves, añadiendo también la sabiduría tradicional indígena y el vínculo con la tierra /Foto tomada por Mariana López

“Allá hay médicos que hacen rituales, en las montañas. Dicen que las cascadas tienen vida. Son muy importantes para ellos los ancestros, cuentan muchas historias”, relata de su territorio. Sin embargo, su charla es interrumpida por sus amigas, que le avisan que ya deben de irse, pero que antes quieren una foto instantánea en la cabina.

Se despide, mientras se recoge su chaqueta por el frío manizaleño. Antes de irse añade: “Hay gente que no conoce bien el campo y no sabe sobre del manejo de la tierra. Es importante enseñar de eso”.

Dibujos realizados por algunos niños, durante el evento, para expresar cuál sería su ambiente ideal.
Niños desde los 7 hasta los 16 años se reunieron en el evento, celebrado en la alianza Acciones por la Vida, para hablar de cambio climático y defender al medio ambiente. Participaron desde el grado quinto de primaria hasta once. Ilustración de Sebastián Londoño
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