Patrimonio natural. Atracción de turismo internacional.
Por Andres Velasco, Jacobo Sosa y Mateo Uribe
En la región de Caldas se encuentra un verdadero tesoro natural: la colección de orquídeas más grande del departamento, ubicada en la Finca Romelia, de José Fernando Londoño y María Isabel Arango. Esta finca alberga más de 800 especies y más de 2,000 plantas, lo que la convierte en un lugar único en su tipo, reconocido por su biodiversidad y belleza. Con 170 premios otorgados por la Sociedad Colombiana de Orquideología, Finca Romelia es un referente no solo en el ámbito local, sino también a nivel nacional e internacional.
José Fernando y María Isabel no solo son propietarios de la finca, sino que también forman parte de los jurados nacionales de la Sociedad Colombiana de Orquideología, lo que refleja su profundo conocimiento y pasión por estas flores.
Desde hace siete años, la finca abrió sus puertas al turismo, recibiendo principalmente a visitantes extranjeros. La colección no solo incluye especies locales, sino también orquídeas provenientes de países como Madagascar, México, Guatemala, Costa Rica, Venezuela, Perú y muchos otros. Este intercambio de conocimientos y especies ha convertido a Finca Romelia en un destino obligado para los amantes de la naturaleza y de las orquídeas en particular.
José Fernando Londoño cuenta que su fascinación por las orquídeas comenzó hace más de 50 años, cuando empezó a recolectar plantas. “No es cuestión de dinero, es cuestión de hablar, de hacer amigos y de que te regalen o te cambien orquídeas“, recuerda.
Hoy, esa colección ha crecido hasta alcanzar proporciones impresionantes, y continúa siendo un proyecto lleno de pasión y dedicación.
Además de las orquídeas, Finca Romelia es un lugar ideal para los observadores de aves. Se han registrado más de 236 especies de aves, y cada día se pueden avistar entre 45 y 50 especies, lo que convierte a la finca en un paraíso natural para los ecoturistas.
Si bien la mayoría de los visitantes son extranjeros, los colombianos que han visitado el lugar se han mostrado igualmente sorprendidos. “El manizaleño no sabe apreciar lo que tenemos en Manizales”, comenta José Fernando. “Cuando vienen, se asombran de lo que tenemos aquí”. Las orquídeas de Finca Romelia no solo representan un patrimonio natural, sino también una oportunidad para redescubrir la riqueza de la biodiversidad local.
A futuro, las hijas de José Fernando y María Isabel tienen claro que la finca es un negocio viable. Aunque no se dedican directamente a las exposiciones, están comprometidas con el cuidado y la expansión de la colección. La finca sigue siendo un ejemplo de cómo la pasión, el esfuerzo y el amor por la naturaleza pueden transformar un proyecto personal en un patrimonio cultural que perdurará por generaciones.
En un mundo cada vez más globalizado, Finca Romelia se mantiene fiel a su esencia: el amor por las orquídeas, la naturaleza y el conocimiento. Esta finca no solo es un espacio para admirar flores, sino un lugar donde la biodiversidad y la pasión se encuentran en su máxima expresión.
