Entre baberos y consoladores: una familia webcam

Página
Por
7 Min de lectura

Texto y fotos por Maria Camila Arango

En una casa como cualquier otra en un barrio de Manizales se confunde a altas horas de la noche el sonido de un gemido y el del llanto de un niño. Tres mujeres: madre, hija y nuera decidieron hacer de su hogar un universo de doble faz, en el que la cantidad de juguetes que ruedan durante el día es la misma a los que vibran durante toda la noche… 

Esta casa grande, de tres niveles y ventanas abiertas de par en par, es el hogar y oficina de tres mujeres que viven como madres, amas de casa y modelos webcam.  

El primer piso está dedicado a la comida, las risas y los juegos de esta familia, un espacio abierto y público donde comparten el día. Al subir las escaleras, el segundo nivel, donde están los dormitorios, y al final está el tercero, un escenario en el que la madre, la hija y la nuera desdoblan su faceta pública para dar paso a otras personalidades, intimas y sensuales, que fueron su manera de superponerse ante las dificultades por la pandemia de Covid-19 y que luego se convirtieron en una fuente lucrativa para sostener su hogar.  

Según la Asociación del Comercio Electrónico para Adultos (Asocea) desde el inicio de la pandemia se estimó un crecimiento de casi el 400% del modelaje a nivel de nacional. 

Tres mujeres: una doble vida 

La matriarca sensual   

Madre, esposa y abuela. Una mujer de 50 años que se destaca por ser una abuela excepcional, pero también por ser en la noche a la que mejor le va. Cuida a sus nietos, los ayuda y hasta aconseja en cosas de la vida como las mujeres, pues les dice que cuando tengan novia la valoren y no vean a ninguna más, aunque la mayoría de su clientela se componga de hombres que no guardan fidelidad. Ella es experta en satisfacer a su familia, así como también satisface a sus clientes y aconseja a sus otras mujeres para que lo hagan igual. 

“Ella tiene más nalgas que nosotras dos juntas. Esa mujer nos dice cómo ponernos y cómo movernos para enganchar a nuestros clientes, aunque como ella lo hace, ninguna de nosotras es capaz” dice su hija que con 25 años también se dedica a este emprendimiento familiar. 

La hija: una webcam poliamorosa 

Ella, la hija mayor de este hogar, es una mujer casada y madre de dos niños pequeños. Su esposo está lejos, pero dice que tiene un matrimonio completamente funcional que se refuerza mediante videollamadas incluso en su sexualidad, situación a la que está acostumbrada, pues en su trabajo lo hace igual.  

Él le pregunta de dónde aprende tantas cosas, ya que no sabe a lo que se dedica. Sin embargo, ella le dice que en su tiempo a solas se pone a investigar para sorprenderlo cada vez más.  

“Lo que importa aquí es el dinero, no el marido, ni el amor, ni el sexo, pero ojo, tampoco hago todo lo que me piden por tener más, hay cosas que no estoy dispuesta a aceptar”  

La hija dice que en esta industria se pueden ganar entre $2.000.000 a $20.000.000 mensuales, dependiendo de la constancia y la cantidad de horas que le dediquen. En el caso de ellas, la jornada laboral dura toda la noche. “Nosotras no usamos la noche para dormir, para eso está el día mientras los niños estudian”, pero también aclara que en este entorno hay cosas tan perversas, que para ellas son inconcebibles y por eso han tenido que ver como fingir todo, buscando mantener siempre la impresión real.  

“Nosotras no estamos abiertas como todo el mundo lo piensa, ni nos estimulamos como creen, ni mucho menos vamos a acceder a todos los fetiches  que a los clientes les excita o introducirnos mil cosas como otros lo piden, solo nos hacemos desde un ángulo donde parezca que sí o simplemente disimulamos los movimientos. Aunque bueno, a veces si se necesitan ayudas de personas extras, pero eso para nosotras no es un problema…”.

La nuera silenciosa 

Por su parte, esta mujer de 27 años entró a esta familia de una manera poco convencional. “Todas las mujeres cuando tenemos nuestra pareja buscamos la aprobación de sus familias mostrando una forma de ser integral, pero yo entré fue a trabajar”.  

Ella cumple el rol de madre, esposa y nuera en esta casa y expresa su felicidad de poder tener la confianza que ninguna otra nuera tiene y que gracias a su trabajo puede disfrutar. Sin embargo, para su núcleo familiar natural (mamá, papá,etc) esta situación es inconcebible y por eso no se pueden enterar, así que en sus días se muestra como una mujer hacendosa y del hogar, aunque en la noche ejerza un oficio secreto. 

“Para mí ha sido difícil, a veces me siento insegura, pero mi esposo me ha ayudado demasiado y me reconforta saber que el sí está de acuerdo, de hecho, él siempre se prepara un café mientras trabajo, para no dormirse y quedarse ayudando” 

Ella expresa que mientras trabaja sus clientes piden un fetiche en especial, el de la urofagia, es decir, tomar su propia orina, pero aclara que nunca ha sido capaz y por eso se ingenió la forma de que su esposo le pudiera ayudar. Entonces, mientras ella entretiene a su cliente, él prepara un vaso con Frutiño amarillo o aguapanela del color de la orina, para que ella lo pueda fingir sin que parezca irreal.  

Es así, como esta familia logró encontrar en el modelaje webcam, no solo una forma de ganar dinero, sino el emprendimiento que transformó sus vidas: unió sus lazos, trascendió juicios morales y les enseñó que manejar una cámara, un dildo, una cuchara o un babero no es un tabú para ocultar, sino una nueva forma de, juntos, amarse más.

Compartir este artículo
No hay comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *