Texto y fotos por: Alejandro Jaramillo
“Las parejas que conocemos suelen iniciar con algo simple como un intercambio o un trío. Nosotros no. Nosotros iniciamos con una orgía de 40 personas”, confesó Yenireth Urdaneta, esposa de Kewin Vera. Residen en Santa Marta, Colombia. Hace más de 13 años están casados y hace 11 años practican feliz- mente el estilo de vida swinger.

Se enamoraron siendo aún adolescentes. Inexpertos, inocentes pero con toda una vida por delante, encontraron en el otro esa figura con la que querían pasar el resto de sus días. De sus 30 años de vida, 13 han sido unidos por el matrimonio. 13 años en los que la experimentación, la mente abierta y, sobre todo, la complicidad han sido las cartas que han jugado sobre su mesa.
Urdaneta define a su esposo como alguien curioso, una persona inquieta por buscar cada vez más información de aquello que en él despierta interés. Así fue como, tras dos años de relación, Kewin se vio atraído por el tema de las parejas swinger. Qué eran, qué reglas usaban, cómo vivía una pareja que lo practicaba, cómo empezar. Tentada por la curiosidad y confiesa Urdaneta la toxicidad, decidió echar un vistazo a lo que su esposo buscaba tanto en Internet. Más pronto que tarde, Yenireth terminaría igualmente atraída por este tema que cada vez se hacía más presente en sus conversaciones.
Según la revista Sexualidad, Salud y Sociedad, la expresión swinger hace referencia al intercambio sexual de parejas. Siempre y cuando ambos estén presentes y haya sido previamente aceptado. Si bien se le categoriza como una práctica sexual minoritaria, no son pocas las parejas que lo hacen.
Todas las parejas llegamos a ese momento de intimidad en el que empezamos a preguntarnos cosas de nuestro pasado. Estábamos acostados y llegamos a la pregunta de qué es eso que habíamos hecho pero que no le habíamos contado a nadie. Después de que me contara su secreto, le confesé que había besado a mi mejor amiga”. Relató Urdaneta, quien, además, añadió que la reacción de su esposo fue decirle que eso no tenía nada de raro. A lo que ella respondió que el secreto real era que lo había disfrutado.
“Me consideraba heterosexual hasta ese momento”, concluyó.
Esa conversación prendería una llama que, hasta el día de hoy, no ha tenido el más mínimo intento de apagarse. El año siguiente fue de descubrimiento y primeros acercamientos con el tema del intercambio de parejas: leían del tema, veían videos, chateaban y hacían videollamadas con otras parejas. El momento de la verdad llegó a ellos cuando un club swinger en Barranquilla estaba planeando un evento. Había cupo limitado, solo 20 parejas.
La dualidad de ir o no ir residía en que, para aquel entonces, todo lo que habían hecho era por medio de la tecnología, nunca un encuentro real de este tipo. “¿Será que vamos? ¿será que no vamos?”, se repetían una y otra vez hasta que las ganas de probar algo nuevo y salir de la monotonía nublaron cualquier pensamiento que pudiera detenerlos. Un par de horas después, Yenireth Urdaneta y Kewin Vera se abrieron camino en el mundo swinger compartiendo una orgía con 38 personas. “Mi esposo me sacó de mi casa siendo una señorita, virgen aún. Él era la única persona con la que había tenido relaciones. Pasar de eso a ver 7 u 8 hombres a mi lado fue fuerte. A ambos nos encantó”, recordó Urdaneta con un poco de gracia en su voz.
Manizales, punto aparte
En Manizales, Colombia, Alejandra y Camilo, de 33 y 35 años respectivamente, son pareja hace casi 20 años y hace 15 se identifican como pareja swinger. “Creo que la única regla es que tenemos que estar los dos físicamente, o al menos estar de acuerdo”.
Aseguran que Manizales es un mundo aparte en el mundo swinger, ya que la califican como una ciudad conservadora. Ponen como ejemplo a Bogotá o Cali, en donde muchas parejas no temen hablar abiertamente del tema o mostrar sus caras en redes sociales. Ellos, asegura Camilo, no son pioneros en la capital caldense pero sí han corrido con la suerte de que pudieron abrir mucho más la conversación sobre este tema gracias al uso de redes sociales como Twitter.

“Muchas de las personas que tienen 40, 45, 50 años están redescubriendo una práctica que, sin saberlo, lleva mucho tiempo en Manizales y de la cual no han hecho parte. Incluso creen que aquí no se ve eso y prefieren buscar en ciudades cercanas como Pereira o Armenia, cuando la verdad es que el 95% de las parejas con las que hemos tenido encuentros han sido de aquí, de Manizales”, aseguraron Alejandra y Camilo. Posteriormente, añaden que todo es bajo cuerda y pensando en el qué dirán. “Hemos salido con parejas de la Alcaldía, la Gobernación y doctores importantes que no quieren que se sepa simplemente porque somos independientes”, concluyeron.
Esta diferencia se puede notar en los perfiles de Twitter de ambas parejas:
@calientesricos, cuenta que administran Yenireth y Kewin, tiene más de 70.000 seguidores. En ella comparten su contenido para adultos mostrando su cara, interactúan con otros usuarios y concretan encuentros.
Por otra parte, @alejitaycammy, cuenta administrada por Alejandra y Camilo tiene 5749 seguidores y no muestran su rostro en el contenido que comparten.
Por otra parte, Alejandra y Camilo se niegan rotundamente a repetir encuentros con alguna pareja, mientras que, en el caso de Yenireth y Kewin, es normal que suceda.
¿Infidelidad consentida?
La revista Cromos define la infidelidad emocional como un tipo de conducta en la que se rompen con los acuerdos establecidos de exclusividad emocional o afectiva. La columna vertebral de una infidelidad es la mentira. Si hay algo en lo que las parejas swingers están de acuerdo es en que niegan rotundamente que se trate de una infidelidad, pues la regla principal es que las partes participantes estén de acuerdo con esta práctica. En el momento en el que haya dudas o alguno de los dos no se sienta cómodo con un tercero, se cancela cualquier posibilidad de proceder al siguiente paso.
Se trata, en últimas, de tener la mente abierta y la confianza puesta en la pareja. Se trata de saber que, como en el caso de Yenireth y Kewin, incluso después de 500 encuentros swinger en poco más de 11 años, el compromiso y el amor siguen intactos.


