En Holocausto,“El mono” encontró sunorte

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Texto y fotos por: Tomás Londoño Calderón

Al ritmo de redoblantes, cumbias villeras, canticos de tribuna y trompetas, Camilo Andrés Gaitán forja su vida en torno al aguante en las tribunas. Cada domingo pinta su corazón de los tres colores de su equipo del alma. Y, en cada canción deja su voz en blanco después de alentar durante 90 minutos. A sus 31 años, “El mono”, como le dicen dentro de la barra Holocausto Norte, ha sido un viajero nato. Este manizaleño, del barrio La Enea, ha atravesado Colombia de sur a norte en seis ocasiones para ver a su equipo amado.

Este amor se inculcó en las épocas más duras del barrismo en Colombia. Para ese entonces los muertos y heridos en las canchas se gritaban más que los propios goles en los estadios. Según una investigación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Entre el 2003 y el 2019 se registraron 154 personas ase- sinadas en ataques y riñas dentro de las barras bravas del país. Para esta época, “El mono” empezó a enamorarse del folclor y el carnaval que se vivía cada ocho días en la popular.

En la mano izquierda llevaba la compañía de su abuelo y en la derecha, la bandera del Once que tanto zarandeaba los días de partido. Sus ídolos para ese entonces no eran los 11 jugadores dentro de la cancha. Sino las dos mil personas que alentaban sin cesar en cada cotejo y que con sus canticos hacían que la piel se pusiera de gallina.

Tiempo después pasó de tararear las canciones de la hinchada a saberse todo el repertorio. Los años hicieron que su puerta de ingreso a la cancha cambiara para siempre. Ya no era el acceso por gorriones sino por la tan anhelada Norte Barras.

En su piel lleva marcados los símbolos de una institución a la que le ha entregado su vida entera. Es de una estatura promedio, cabello oscuro y largo. Para ir a su trabajo siempre lleva una prenda del Once, una especie de cábala para que sus quehaceres diarios salgan de buena manera. Hoy en día, “El mono” es uno de los líderes de Holocausto Norte. Y, también una de las personas más viajeras de la barra. Con alegría y sin pelos en la lengua cuenta su vida desde la tribuna. Con el trajín de los kilómetros recorridos para llegar a cualquier estadio y con la satisfacción de cada fin de semana saciar su loca pasión.

¿Qué recuerda usted del primer partido al que asistió?

Fue la final del campeonato de 1998 contra Deportivo Cali. Ese día fui con mi abuelo al estadio y vimos al equipo perder en Palogrande. En ese momento no existía dentro de mí una pasión tan fuerte como la de ahora, pero sí comenzó a despertar un sentimiento de amor hacia el equipo y de continuar yendo a la cancha.

¿Cómo fueron esos primeros acercamientos a la barra?

El primer contacto que tuve fue en la adolescencia, tenía muchos amigos apasionados por el Once Caldas y entonces de un momento a otro empezamos a armar un grupito con los parceros del barrio para entrar a la norte. Cuando entramos por primera vez a la popular nos metimos ahí en el grupito del parche de La Enea, donde nos recibieron muy bien y hemos formado casi que una familia.

¿Qué diferencia al parche de La Enea de los demás?

Los viajes. Somos un parche muy viajero. El parche lleva 22 años desde que lo crearon y siempre nos hemos caracterizado por estar en todos lados acompañando al equipo. Somos un grupo bastante unido y también nos la ingeniamos para estar

en las excursiones, cuando no tenemos los recursos para los viajes vendemos tamales, lechona y hacemos rifas para poder estar presentes en todas las canchas donde juegue el Once.

“El mono” para los muchachos de le Enea representa el liderazgo dentro del parche. “Es un líder, un calidoso y nos ayuda mucho”, una descripción que hacen casi que en coro los amigos más cercanos a Camilo, pero que reflejan una personalidad que siempre ha tenido sentido de pertenencia y que se ha mantenido fiel a su lema de distinción: “A todos lados Enea”.

¿Cómo recuerda su primer viaje con Holocausto Norte?

Mi primera excursión con la barra fue a los 14 años en un clásico contra el Pereira. Recuerdo ese viaje con mucho miedo

porque había problemas con las demás hinchadas, también mucho ratero en la barra, entonces a uno le tocaba estar pilas porque en cualquier momento lo podían atracar. Pero en definitiva esto de los viajes es como las montañas rusas, da miedo al inicio, pero después termina gustando. Así me pasó a mí

Con el paso de los años la barra hizo varias excursiones al exterior, ¿qué anécdotas tiene de los viajes a otros países?

Hermano, muchas. La que más recuerdo fue la excursión en 2019 a Paraguay. Ese viaje a era de 15 días, entonces nosotros para esa vez alquilamos un bus con todos los documentos para poder atravesar cada frontera, pero al llegar Ecuador nos paró la policía y nos pidió una póliza que en el momento del viaje no teníamos. Esos manes nos dejaron parados como cinco horas en el retén, hasta que un agente del país nos dijo que nos dejaban pasar a las 10 p.m., pero si les entregábamos un millón de pesos. Hermano, qué camello para conseguir esa plata. Al final pudimos reunir el dinero y salir de Ecuador.

¿Después de ahí pudieron llegar fácil a Paraguay?

Ojalá. En Perú nos pasó exactamente lo mismo que en Ecuador, pero allá nos bajaron del bus y tocó seguir el viaje de terminal en terminal. Pero eso no fue lo peor de todo. Nosotros llegamos a Bolivia con un pelado que le decíamos “El menor”, él era de Chinchiná y todavía no tenía la mayoría de edad. Entonces hubo un momento donde a mí me llamaron los agentes de Interpol en Bolivia para decirme que yo estaba viajando con un menor de edad sin autorización de los padres y que eso era un delito grave.

En ese momento me iban a esposar dos de esos agentes, pero los muchachos ahí armaron trifulca y me soltaron. Como una hora después me llama uno de los policías a decirme que por 60 dólares me dejaba ir, pero sin el menor de edad, entonces logramos conseguir el dinero y nos fuimos de una. Todo eso fue un azare y al final a “El menor” sí lo deportaron.

Para terminar, ¿cómo ve el futuro de las excursiones de las barras?

Se está trabajando para mejorar eso con el Correctivo de Barras Futboleras en el país para que no existan tantos problemas de encontronazos de hinchadas en carreteras. También para incentivar a los muchachos a que viajen con las excursiones oficiales, hemos sido un grupo que no apoya los viajes en mula por lo peligrosos que pueden ser.

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