El ritmo global en clave colombiana

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Silvana Alvarán, Julián Aristizábal, Manuela Vera, Andrés Velasco, Tatiana Camelo

Hablar de música alternativa en Colombia es abordar un territorio sonoro en constante búsqueda de travesías más allá de las fronteras. Desde la champeta hasta el shoegaze, pasando por la guaracha y el rap. Los géneros que antes parecían marginales hoy encuentran escenarios internacionales gracias a su diversidad y autenticidad. Según el informe de la Unesco, la internacionalización de los músicos locales no se logra a través de la imitación, sino de la valorización de la identidad cultural como un recurso creativo y diferenciador.

La décima edición del Festival Internacional de Música CiMa – Ciudad de Manizales (2025) abrió un espacio de conversación donde productores y gestores de la escena nacional discutieron cómo lo local puede convertirse en una plataforma global. 


El mapa de las audiencias

Andrés Vélez, con la mirada concentrada, habla con un tono cálido. Sabe que el conocimiento popular no se enseña, sino que se comparte. Es el mánager de Falso Ídolo, un sello y casa de producción colombiano que ha tejido su nombre entre la independencia y la apuesta estética. Desde allí representa a proyectos que se han vuelto referentes de la nueva ola alternativa en el país: Crudo Means Raw, con su rap crudo y callejero; Margarita Siempre Viva, banda que resuena con atmósferas de shoegaze y post-punk, entre otros. 

Andrés está obsesionado con algo simple: encontrar “quién es la gente” que escucha esos géneros que no explotan en masa. Como si el público fuera un misterio que sólo se descubre caminando entre él. Explica que el éxito de los géneros alternativos como el rock, el rap o el reggae no está en ser masivos, sino en encontrar a quién va dirigida la música. Dice que el trabajo del manager y del artista es escuchar a su público, estar atentos a lo que dicen en redes y a lo que pasa en los conciertos para definir estrategias.

Habla desde la gestión de audiencias, entendiendo que cada género encuentra sentido en la medida en que logra conectar con el público preciso. Además, que no se trata de tener millones de oyentes de golpe, sino de construir un grupo de seguidores fieles que apoyen al artista en todo momento. La internacionalización no llega por cantidad, sino por tener comunidades sólidas que mantengan vivo el proyecto en el tiempo. 

Raíces que trascienden 

Felipe Álvarez habla con la sapiencia de quien aprendió que en la música las decisiones se toman al ritmo del silencio tanto como al compás del beat. Su presencia es sobria, casi austera, haciendo de la sencillez parte de su estética. Fundó Polen Records en 2006 en Bogotá, junto con Lucas Guinge. Desde entonces ha potenciado nombres como Bomba estéreo, ChocQuibTown y Mitu. Empezó con Polen Records como laboratorio de la “electrónica latina joven”.

Su visión es estratégica: un catálogo construido desde las raíces tiene más capacidad de diferenciarse en un mercado saturado por el reguetón o el pop global. “Muchas veces estamos siempre mirando los referentes de afuera, y no nos fijamos en lo que tenemos. Somos un país muy diverso. Socialmente, nosotros no necesitamos estar ahí”. Actualmente, hay alianzas con países como Japón que demuestran que lo alternativo también puede llegar lejos.

Para Felipe, la internacionalización no consiste en seguir modas importadas. Es un viaje que comienza en casa: en las melodías que nacen de la diversidad del país: proyectar la champeta, la marimba, guaracha y sonidos del pacífico sin complejo alguno.  

Ecos que se expanden 

Cleiver Espitia se muestra con la naturalidad de alguien que carga la calle en la mirada. La gorra, gesto firme y la voz clara lo revelan como un creador auténtico. Enfatiza: “se empieza desde lo local, desde el barrio. Convocar gente, buscar ese público”. Su trabajo se enlaza con High Beats Records, sello pionero de la guaracha y la nueva electrónica latinoamericana.

Lo que nació como un proyecto guarachero, hoy es un espacio versátil en el que se consolidan artistas urbanos como los Pirlo, Kris R, y demás intérpretes populares con alcance internacional. Para él, cada artista tiene un camino, pero lo importante es consolidar una base de seguidores. Después de eso, internet y las redes sociales se convierten en la herramienta para dar el salto al exterior. 

La música alternativa colombiana demuestra que no se entiende sin sus raíces. Lo que nace en los barrios, en las calles y en las búsquedas íntimas de cada artista, hoy se abre camino hacia otros países y otros oídos. El Festival CiMa 2025 fue el lugar donde estas tres voces se cruzaron para recordar que lo global solo tiene sentido cuando lo local se reconoce y se abraza. Al final, la verdadera internacionalización no es dejar atrás la tierra, sino llevarla consigo en cada nota.

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