Amor otoñal en tiempos de pantallas online

Página
Por
10 Min de lectura

exto y fotos por Luisa María Chazatar

Una tarde soleada en el hotel Las Colinas, fue testigo del primer encuentro entre un inglés y una colombiana. Las miradas del lobby se dirigieron a un hombre maduro, alto y que daba claras muestras de ser extranjero. Él buscaba un rostro en específico. Con un acento -gringo- preguntó: “¿Lina?”. “Yes”, respondió la mujer y guardó silencio, al no saber ninguna otra palabra en inglés. Mientras el computador que siempre acompañaba al hombre encendía y se conectaba a internet pasaron siete minutos de sonrisas y silencios al tratar de comunicarse sin usar las palabras. Las tres líneas de wifi se llenaron, el traductor cargó y un “estoy encantado de por fin conocerte” fue el inicio de un matrimonio feliz, más de 15 años de historias, amor, y, por supuesto, traductor de por medio. 

Para Jefferson Klinger, ingeniero de sistemas, estamos en una transformación digital que no piensa en la población de adultos mayores. Asegura que lo ideal sería que aplicaciones, como Facebook, Whatsapp y Skype tuvieran una operación con pocas ventanas emergentes, registros sencillos, e incluso, métodos simples de verificación. Una dinámica simplificada debería operar con el balance entre seguridad y fácil comprensión para el usuario. Ese es el caso de Tinder +70 y Ourtime, plataformas diseñadas para esta población, con asistencia 24 horas, verificación de perfiles y chequeos para evitar fraude, malos tratos o suplantación, fenómenos más comunes entre inexpertos usuarios. Estas plataformas aún no reciben la visibilidad necesaria y para acceder a los beneficios, deben adquirir una suscripción.  

El reto de una relación a distancia

En 2009, Lina María Trebble asumió como un reto personal encontrar un buen hombre. “Si soy una mujer buena y con ganas de encontrar a alguien con el que funcione una relación, sé que ahí debe haber quien busque lo mismo”, asegura mientras recuerda el día en el se registró en Colombian Cupid. Después de dos meses de videollamadas todos los sábados, James Trebble estaba decidido a conocer a quien hoy es su esposa. “Bendito Google Translator” fue la parte destacada del discurso en la boda.  

La hija de Lina María fue quien, en casi todos sus encuentros, intermediaba como traductora. Un año después dieron el siguiente paso y conformaron un matrimonio. James gestionó la visa y residencia para ambas, sumado a cumplir un acuerdo en el que, por periodos de seis meses, se turnaran entre Londres y Pereira. 

James Trebble no solo se enamoró de su esposa, sino de toda su cultura. “Podría comer fríjoles todos los días” asegura Lina María. Ella actualmente domina mucho mejor el inglés y se siente orgullosa de que se note que es colombiana. “Yo soy como Sofía Vergara, una paisa que habla inglés” puntualiza.  

Lina con 55 y James con 70 años son el ejemplo de lo que el psicólogo Aliecer Arango Hincapié reconoce como la respuesta innata a interactuar y la adaptación a medios que satisfacen sus necesidades, en este caso, afectivas. 

¿Es una red estable? 

El doctor Arango afirma que las relaciones virtuales tienen la misma validez que una relación presencial, ya que el amor surge de la idea que se crea en el esquema cognitivo. Agrega que las dinámicas pueden resultar sencillas al existir un menor desgaste de energía, tiempo e incluso de dinero. Sumado a la seguridad que otorga no tener contacto físico, permite una versión más genuina, dejar de lado la timidez y mostrar quién se desea ser.  

No siempre los resultados son satisfactorios. Los riesgos más comunes están en que esa misma libertad se presta para mentir e inventar una personalidad en la pantalla o  la posibilidad de perder capacidades de interacción. Por último, el psicólogo Aliecer Arango añade que los adultos mayores corren un riesgo mayor de idealizar e ignorar señales de alerta. Aunque, los riesgos emocionales son los mismos que en cualquier otro tipo de relación y varían según la etapa de vida del individuo. 

Este temor por la seguridad y bienestar de su madre fue lo que sintió María Antonia Gómez, hija mayor de Elena Herrera, quien una semana antes de la llegada de su novio, para entonces, le contó a sus dos hijas y a su madre que llevaba dos meses de relación con quien hoy en día es su esposo.  
“¿Qué estoy haciendo? ¿Qué locura estoy cometiendo” fue lo primero que pensó al salir de una primera cita que terminó mal de parte de un hombre completamente diferente a quién había -conocido- por chat. Esa fue solo una de las anécdotas que Elena cuenta luego de tres meses conociendo y descartando pretendientes por medio de Cupido.com. Casi dándose por vencida, asegura que en su mente rondaban las historias en las que los soldados se ausentaban y la única manera de comunicarse con su amada eran las cartas… Así que, si en aquella época fue posible el amor a distancia, para ella también lo sería. 

Para combatir la soledad decidió darse una última oportunidad en Más40.com. Rafael Rojas fue muy claro en decir que, a sus 53 años, buscaba algo serio y tan solo unos días después formalizaron la relación. Tras un par de meses se conocieron en persona y, no mucho después, se casaron.  

Un hecho atípico de esta relación es que casi toda fue sin compartir imágenes o videos del que hacer diario de cada uno. Esta ausencia de inmediatez, dentro de un mundo hiperconectado, se explica desde la sociología como el acuerdo y correcta interpretación de los diálogos ausentes de voz e intención que tienen los textos y no es para nada fácil de lograr, explica el sociólogo Andrés Darío Calle. 

¿Confirmar o eliminar? 

Otro factor influyente dentro de lo analizado por el sociólogo es la importancia de la imagen. En las redes sociales la principal intención de los usuarios es capturar la información y personalidad en una imagen, para así mostrarse ante el mundo.  

Carmen Rosa Orozco solo tenía una foto en su perfil de Facebook y más de 500 amigos en esta red social. Confiando en su gran capacidad de socializar, esta mujer decidió aceptar la solicitud de amistad de este hombre de 60 años que la llevó a pensar: “Perfectamente podría ser mi hijo” 

 Esta manizaleña vive con su exesposo, de quien se separó hace más de 20 años. Ambos se niegan a abandonar la casa. Jose Alberto es la tercera pareja virtual que tiene Carmen, luego de terminar la relación con quien es el papá de sus tres hijos. Esta mujer ocupa la habitación principal y lleva la imagen de su amado donde sea que esté: abrazos, besos y manos entrelazadas se repiten en los portarretratos distribuidos por todo el espacio. La pulsera de plata que decidieron usar, tallada con sus iniciales, sobre su mano izquierda representa que algún día piensan sellar su amor ante un altar. 

Durante la pandemia se comenzó a tejer el amor entre esta paisa y un costeño. Se ven poco, pero cuando lo hacen es por períodos de mínimo un mes. Carmen Rosa trató de mantener oculta su relación, pero sus hijos se dieron cuenta de que les mentía sobre sus viajes y comenzó el temor de que puedan abusar económicamente de su madre de 80 años. Esta mujer asegura ser feliz y estar en la mejor relación que ha tenido, pero sus allegados se mantienen alerta con su estado emocional, que depende de qué tan bien esté su relación. “No va a terminar nunca. Yo a ese hombre no lo dejo” sentencia Carmen. 

Estas plataformas abren las puertas para todos aquellos que creen en las nuevas oportunidades para encontrar el amor a un clic de distancia y ratifican que con paciencia, precaución y ganas de explorar, la edad no es un obstáculo para volver a amar.

Compartir este artículo
No hay comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *