Adaptarse o resistir: la vida cotidiana de un zurdo

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Texto y fotos por Valeria Carvajal

Levantarse con el pie izquierdo 

Para Fernanda, cada mañana comienza con un pequeño dilema. En el borde de la cama mira el piso y recuerda aquello de que “levantarse con el pie izquierdo” parece estar asociado a la mala suerte. Desde que tiene memoria, el popular dicho riñe con su instinto: zurda de nacimiento, su naturaleza le implica desafiar aquel mal presagio. Desde el primer momento del día, el mundo hegemónicamente diestro la señala por su “defecto”, lo que para ella es su única forma de vivir. 

Fernanda Esther Castillo Garay es una chilena que hace parte del 10% de la población mundial: los zurdos. Para ella, ser zurda no fue algo diferente, pues su hermana mayor también lo es y aunque sus padres buscaban que su vida fuera cómoda, en el colegio, por ejemplo, no la dejaban usar sus tijeras para zurdos: “todo está hecho para los diestros, entonces como que me tengo que acomodar a eso” 

Adaptarse al mundo de diestros 

En Villa María, Argentina, Julián Silvano dibuja con su mano izquierda, pero cuando se cansa, cambia a su diestra. Aunque sus trazos son más fluidos con su mano dominante, escribir es otra historia. Los cuadernos con argollas, diseñados para diestros, le dificultan el proceso, pues mientras intenta escribir, las anillas se le clavan en la mano y debe mantener el brazo elevado, y no solo por los cuadernos, también porque en sus clases hay pocos pupitres para zurdos, lo que genera mayor cansancio. 

Silvano no solo utiliza su mano derecha para dibujar; descubrió que en handball también es más hábil con ella, al igual que en el fútbol, donde prefiere su pie derecho. En cuanto a las tijeras, dice con naturalidad: “corto con la derecha porque así me enseñaron”. 

Como dice Rulos, el protagonista de Todos los osos son zurdos”: “una lista larguísima de las cosas que sufrían los zurdos de hoy por vivir en un mundo donde casi todos eran diestros: las tijeras, los pupitres, los abrelatas, las navajas suizas, las tazas de chocolate, las guitarras, los guantes de beisbol, las cucharas para cortar el pastel y muchas cosas más se hacían sólo para diestros” 

Entre pinceles y tatamis 

Cuando tenía cinco años, en Valdemoro, España, Iván Álvarez Camean descubrió el placer de pintar. Con cada pincelada sentía que una parte de sí mismo se plasmaba en el papel y lo más mágico de todo era poder compartir esa experiencia con su abuela, a quien ha visto toda su vida pintar. Quince años después, aquel amor por el arte ha evolucionado y ahora espera comenzar sus clases de animación 3D. Sin embargo, a pesar de su talento con el lápiz, algo tan simple como un sacapuntas sigue siendo un pequeño reto para él, un recordatorio de que el mundo está diseñado para diestros. 

Pero el arte no es su único campo de batalla. Iván también se enfrentó al deporte, entrenando tanto en fútbol como en judo. En el fútbol, ser zurdo siempre lo ponía en desventaja, sobre todo cuando debía seguir las instrucciones con la pierna derecha: “Ves que todos lo hacen mejor que tú”, recuerda. En cambio, en el judo, ser zurdo se convirtió en una inesperada fortaleza, desconcertando a sus rivales que, acostumbrados a oponentes diestros, no anticipaban los ataques desde el lado izquierdo. 

Al ritmo del son  

Entre el murmullo del viento y el bullicio cotidiano de la Facultad de Artes de la Universidad de Caldas, destaca el sonido de una güira, un instrumento metálico y cilíndrico que recuerda a un rallador. Ahí estaba Jerónimo Giraldo Giraldo, un manizaleño con una peculiar manera de tocar este instrumento. 

La güira se toca frotando su superficie con un peine o rasqueta de metal, parecido a un tenedor largo. El instrumento lleva un logotipo visible cuando se sostiene por la oreja con la mano izquierda y se frota con la derecha. Su sonido, característico para marcar el ritmo en las canciones, cambia según la técnica y la parte en que se toca. 

Sin embargo, al observar a Giraldo, algo llama la atención: el logo queda oculto. Él sostiene la güira con la mano derecha y el peine con la izquierda. Estudiante de la carrera de Maestro en Música, comenta: “A mí todo me lo enseñan como si fuera diestro, entonces obviamente me cuesta más al principio, pero es cuestión de acostumbrarme”. 

A lo largo de su formación, Giraldo ha aprendido a tocar instrumentos como los bongós, la batería y la guitarra como diestro. Sin embargo, cuando se enfrenta a instrumentos autóctonos, prefiere usar su mano dominante: la izquierda. 

Camillas, agujas e hilos 

En una sala de quirófano, donde el médico se posiciona a la derecha del paciente y la instrumentista coloca la bandeja en el mismo lado, ser la “mano derecha” siendo zurdo es un desafío que vivió hace muchos años José Fernando López Mejía, médico cirujano. Aunque dominaba la izquierda, debía usar la derecha para facilitar el campo de visión del equipo médico, una mano con la que no tenía la misma fuerza ni exactitud. 

Para López, las salas de operaciones no fueron su único desafío, sino también algunos procedimientos como la sutura: la técnica de coser la piel. Los nudos quirúrgicos se enseñan pensando en diestros, pero él debe realizarlos con su mano dominante, lo que hizo el aprendizaje mucho más complicado. 

En su vida cotidiana, hay pequeños obstáculos como el abrelatas, que gira en la dirección contraria a su mano dominante, convirtiéndose en un oponente al que aún no ha logrado vencer. Sin embargo, desde pequeño fue obligado a escribir y comer con su mano opuesta, lo que le desarrolló una habilidad: 

“puedo hacer muchas cosas al mismo tiempo con la izquierda sin necesidad de parar la derecha” 

A diestra y siniestra 

La campana suena en el ring, anunciando el inicio del combate. Los boxeadores comienzan a saltar, midiendo el terreno, aguardando con tensión el primer ataque. El primer golpe se lanza, pero es esquivado con destreza. Entonces, Sanjuan envía un segundo ataque, atrapando a su oponente en una red de anticipación que nunca se concreta, dejándolo desconcertado, esperando un impacto que jamás llega. 

Así de sorprendido se había sentido el entrenador del joven mexicano, Carlos Sanjuan Ruiz, al descubrir que la habilidad de su pupilo residía en el lado opuesto de lo esperado. Aquello lo obligó a reescribir su método, enseñándole desde cero, guiándolo ahora desde su verdadero fuerte. Aunque hay cosas a las que él no pudo acoplar a su lado dominante, como lo son las tijeras, pues sabe hacerlo con ambas manos. 

Al igual que Sanjuan hay muchos zurdos en el boxeo y algunos son homenajeados en el salón de la fama de Las Vegas, en la sección de mejores boxeadores zurdos como Marvin ‘Marvelous’ Hagler, Manny ‘Pacman’, Pacquiao, entre otros. 

Ser zurdo no es solo superar desafíos sino también desarrollar habilidades que nos permite mirar el mundo desde una perspectiva distinta. Aunque no podamos ser los mejores con las tijeras, las direccionales, abrelatas, las reglas o de escribir una carta sin mancharla, somos adaptables y felices de tener algo diferente a los demás.

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