El lado oscuro de la noche

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El reloj despertador que está sobre un nochero al lado de la cama marca que son las 2:00 a.m. y Jose Thomás López Osorio, un joven de 22 años, luego de estar dispuesto a conciliar el sueño por unas de tres horas, no ha podido dormirse.  

Antes de dormir suele entretenerse un rato jugando Xbox o Nintendo Switch. Ahí invierte unas dos horas. Luego toma su celular y se pone a ver videos en YouTube hasta que “el sueño me gane”, dice. Alrededor de las 11:30 p.m. lo pone a cargar encima del nochero y se dispone a dormir. Mientras está con sus ojos cerrados tratando de conciliar el sueño, le llegan, sin parar, pensamientos a su mente, pero él solo quiere descansar y poder empezar un nuevo día recargado de energía.  

Pone su cuerpo hacia un lado, hacia al otro, boca arriba, boca abajo… prueba todas las posiciones para poder dormir, pero no lo logra. Voltea a mirar el reloj y se da cuenta que ya marca las 12:50 a.m. Este procedimiento se repite hasta que cuando menos piensa ya suena el despertador. Esto que le sucede se llama insomnio y, según la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño, le pasa a cuatro de cada 10 colombianos. 

Cuando dormir se vuelve un problema

“Es desesperante y maluco porque yo me quiero dormir y no puedo. Empiezo a pensar en el tiempo que me queda para despertarme y me da ansiedad porque me doy cuenta que dormiré menos de las horas requeridas”, dice Jose. Para su edad deben ser siete horas o más, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.  

Jose Thomás está cometiendo un error según Claudia Liliana Martínez Bautista, psicóloga e hipnóloga clínica del sueño del Instituto Gubel en Argentina, pues en su rutina diaria se queda más tiempo del aconsejado frente a una pantalla de televisión y a su celular antes de dormir. “El sueño se ha visto fuertemente afectado desde que empezó la era tecnológica, porque estamos rodeados por muchas luces blancas que están presentes en las pantallas y en los televisores. Esto hace que nos cueste más dormir”, señala. 

Para situaciones de insomnio como la que vive Jose y por la que, según la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño, al año hay más de 83.000 consultas médicas, la hipnóloga Martínez recomienda generar hábitos de manera consciente como inconsciente para dormir: “No debe haber luces prendidas, menos blancas, porque el sueño se genera por la oscuridad y se deben soltar los aparatos electrónicos que contienen luces, pues hacen que el cerebro siga activo. Se le debe generar a la mente de manera inconsciente que la cama es el espacio para dormir, no para ver películas, leer un libro o comer”. 

Transtornos poco comunes

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que existen 88 tipos de trastornos del sueño identificados, entre los cuales el insomnio y la apnea son los más comunes, pero hay varios que son poco conocidos.  

Claudia Liliana Martínez menciona que uno de los trastornos menos frecuentes y más peligrosos es la parálisis del sueño: “Es una incapacidad de hacer movimientos voluntarios. Se generan por mucho estrés, ansiedad o por alguna situación que genere miedo”. Enfatiza en que la posición de descanso es importante, pues las personas que duermen boca arriba son más propensas a sufrirlo. 

Según la Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, aproximadamente el 8% de la población mundial experimenta al menos un episodio de parálisis del sueño en su vida y se ha encontrado una mayor incidencia en algunas poblaciones, 28.3% en estudiantes y 39.1% en pacientes con patologías psiquiátricas. Es importante tener en cuenta que la parálisis del sueño no es una condición médica grave y que la mayoría de las personas que la experimentan solo tienen episodios ocasionales y transitorios. 

La Clínica Mayo dice que los otros trastornos menos comunes son: narcolepsia, que causa somnolencia extrema durante el día y puede provocar ataques de sueño repentinos e incontrolables; síndrome de piernas inquietas, que causa una sensación incómoda en las piernas y un impulso irresistible de moverlas, lo que puede dificultar el sueño; parasomnias, que incluyen hablar en sueños, sonambulismo y terrores nocturnos; bruxismo del sueño, consiste en que una persona aprieta o rechina los dientes mientras duerme, lo que puede provocar dolor de mandíbula, dientes,  cabeza y problemas dentales.  

Infografía el lado oscuro de la noche
Juan Esteban Acevedo

Conexión entre el sueño, dientes y órganos

Las personas pueden llegar a pensar que los dientes no tienen ninguna relación con nada del cuerpo, pero la realidad es otra. La odontóloga Liliana Otero Mendoza lleva décadas investigando esta conexión y le ha permitido identificar problemas como la apnea del sueño a través del estudio de los dientes. “La apnea es un trastorno respiratorio del cuerpo que puede ser diagnosticado y tratado por un odontólogo porque se asocia a la periodontitis. Este trastorno puede tener repercusiones de riesgo alto en hipertensión, enfermedad coronaria, deterioro cognitivo y enfermedades metabólicas”, menciona.  

La apnea del sueño puede llevar a que una persona tenga periodontitis, por eso la Clínica DentAlr dice que se ha demostrado que las personas que padecen esta enfermedad tienen un mayor riesgo de padecer infartos de miocardio. Estas se dan cuando se produce una infección en los tejidos que sostienen los dientes. Cuando las bacterias actúan y se expanden por los tejidos, es muy fácil que accedan al torrente sanguíneo, extendiéndose por el cuerpo y afectando a otros órganos, como el corazón. 

Según Liliana, el bruxismo es una forma de prevenir las apneas, pues “se ha detectado que cuando una persona bruxa mueve sus dientes generando una contracción de los músculos faríngeos que logran despejar las vías aéreas para dejar pasar el aire”. 

Para tratar de mitigar estas enfermedades, la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, en cabeza de Otero, patentaron un producto con el que ayudan a tratar este trastorno de manera diferente. “Cuando el diagnóstico es leve se puede colocar un dispositivo que logra adelantar la mandíbula y la lengua despejando las vías respiratorias”, explica la odontóloga. 

El lado oscuro de la noche. Transtornos del sueño
Juan Esteban Acevedo

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